Industria inmobiliaria: inflar la burbuja

[Publicado en El Presente. Año 3. No. 055]

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Luego de días llenos de especulación, la industria de la vivienda en Querétaro se aproxima a su crisis. De enero a la fecha, reporta una baja en la colocación y venta del 20%, lo que significa que sólo se han logrado individualizar 7 mil viviendas de las 22 mil que se tenían como meta a alcanzar en este 2013. No obstante, según el presidente de la Cámara Nacional de Desarrolladores y Promotores de Vivienda (CANADEVI), Sergio Reyes García, los desarrolladores inmobiliarios “cubrirán las metas planteadas para este año”.

Pero el optimismo de Sergio Reyes García choca con un informe de la agencia de clasificación Standard and Poor’s (S&P), en el que se afirma que la desaceleración causada por la crisis financiera mundial, el aumento de precios, la morosidad, el cambio del programa nacional de vivienda y la caída de la demanda han llevado a las principales inmobiliarias del país a la peor crisis en toda su historia.

Por cuanto hace a la primera causa, el aumento de los precios, desde el primer trimestre del 2010 hasta el primero de este año, el índice de Precios a la Vivienda que genera la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF) aumentó en casi 14%, muy por encima de la inflación. El incremento de precios es muy parecido al que se dio en su momento en Estados Unidos y España, países que cayeron en crisis luego de que estallara la burbuja del sector inmobiliario.

La morosidad, como causa de la actual crisis, proviene de la fiesta inmobiliaria que comenzó con el gobierno de Vicente Fox (2000-2006). El presidente panista impulsó programas para la compra de vivienda, una política que continuó Felipe Calderón (2006-2012) y que mantendrá Enrique Peña Nieto, quien ya instruyó al Infonavit para revisar los requisitos que se exigen para otorgar créditos de vivienda y evitar que su exceso anule la posibilidad de adquirirlos. El 80% de los préstamos hipotecarios en México son subsidiados. La historia, tanto de Estados Unidos como de España, muestra que muchas personas que adquieren créditos hipotecarios no están financieramente estables para asumir los riesgos que los mismos conllevan, lo que produce deudas impagables, abandono de inmuebles (según un estudio de BBVA-Bancomer, en México el 14% de las viviendas están deshabitadas), y profundiza el índice de morosidad, que ha aumentado en un 16%. Previo a la crisis y el subsecuente rompimiento del sector inmobiliario, en Estados Unidos la tasa de morosidad en el sector de la construcción aumentó 5.9%. La de México está tres veces por encima.

En relación con el cambio del programa nacional de vivienda, es sabido que Peña Nieto proyecta un “desarrollo urbano sustentable e inteligente”, lo que quiere decir que no habrá más impulsos económicos para los proyectos inmobiliarios situados a 40 o 50 kilómetros del centro de las ciudades, o bien, que las inmobiliarias tendrán que construir en vertical si quieren recibir los subsidios a la vivienda de CONAVI. El cambio de política precipitó la caída del sector.

Finalmente, la caída de la demanda. Según el informe de S&P, en México la mayoría de los créditos solicitados han sido para comprar inmuebles usados o para remodelar los que ya se tienen, y tan sólo un 10% se han destinado a la compra de casas nuevas. Aunado a esto, desde hace dos años las acciones de las principales empresas inmobiliarias que cotizan en bolsa (Homex, Urbi, Geo, Ara, Sare y Hogarb), han perdido progresivamente su valor. Las acciones de Urbi, la empresa más afectada, han caído 89.42%; las de Sare, 87.50%; las de Geo, 78.46%; las de Hogarb, 77.62%; las de Homex, 74.56%; y las de Ara, 44.50%. La tendencia se reafirma además con el índice Habita, que en el último año ha caído en 55%, lo que implica que los inversionistas comienzan a percibir la crisis en el sector, cuestión que se complica además si se toma en cuenta que, según el INFONAVIT, Homex, Urbi y Geo representan el 14.4% de los créditos originados para vivienda nueva en 2013.

En este contexto, en Querétaro, como ya es costumbre, se edulcoriza la realidad. Se afirma que, en contra de la tendencia del país, la industria de la vivienda aquí no está en crisis y que la desaceleración de este año representa un pequeñísimo bache que se superará en el futuro, sobre todo porque se espera que la mancha urbana siga creciendo al ritmo que lo ha hecho desde 1960, cuando la ciudad se industrializó y el mercado inmobiliario comenzó a crecer sin límites. Los parques industriales de reciente construcción, los 500 millones de pesos adicionales para apoyo y estímulo a la vivienda vertical y la migración, son razones suficientes, según Sergio Reyes García, presidente de la CANADEVI, para pensar en que se vienen tiempos mejores. (NdelaR)