La generación siempre-joven

Por: Javier M. Pérez

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Por generaciones las personas se han rehusado a envejecer. Así, para contrarrestar el paso del tiempo y, con él, las líneas de expresión en la piel, han recurrido a mascarillas, cremas, remedios caseros ancestrales, o al mismo bisturí con la firme intención de mantener una apariencia fresca y juvenil. Pero al parecer, las nuevas generaciones han descubierto otra manera de rechazar que el reloj no ha dejado de contabilizar las horas: negar que el tiempo sigue su curso y todo lo cambia.

A este fenómeno los psicólogos le llaman “síndrome de Peter Pan”, aunque no está definido como tal de forma oficial. En la vida corriente se conoce como “forever young”, los siempre-joven.

Los 30 son los nuevos 20”, expresa con alegría y presunción Alberto Sánchez Mendoza, quien afirma estar a punto de llegar a los 35 años y llevar una vida de 20.

No estoy casado, no tengo hijos, trabajo, gano bien. Mi vida está mejor que cuando tenía 20, porque no tenía ni carro. Ahora los fines me voy de antro, me divierto. Pero eso sí, descanso para al día siguiente estar bien”

Él se identifica como “forever young”, aunque dice que no en todos los lugares son bienvenidos. “Somos muchos los que nos identificamos, pero hay lugares de chavitos en donde ya no cabemos, no nos sentimos a gusto ni tampoco ellos”.

Por su parte, el vocero de la iglesia católica en Querétaro, Saúl Ragoitia Vega, afirmó que este fenómeno es consecuencia de una sociedad que ha basado su estabilidad emocional, espiritual y material en el hedonismo y el confort.

Hay un momento en que se olvida el cielo, sabiendo que la muerte es inevitable; sin embargo, la gente vive atesorando riquezas materiales que nunca se llevarán. Vivimos en una sociedad del confort y bienestar”.

Las personas maduras con comportamiento de jóvenes son señaladas y enjuiciadas socialmente, porque se considera que, a determinada edad, pasados los 30 años, se acabó la alegría; no obstante, “ésa es una actitud”, consideró Juan Carlos García Ramos, ex presidente del Colegio Estatal de Psicólogos de Querétaro.

La mentalidad tarda en madurar, no va a la par del cuerpo, pero hay casos en los que queremos hacer o hacemos cosas de jóvenes, ya siendo adultos. Pero la juventud es una actitud. Pensar en que es un adulto con actitudes de joven es una percepción negativa de la sociedad”.
El temor a ser viejo proviene a su vez del temor a sentirse supuestamente discapacitado, a crisis económicas, a los achaques, pero, sobre todo, a sentirse relegado de la familia y las amistades, argumentó García Ramos.

Lo que pasa es que tenemos el concepto de que la persona vieja está enferma, obsoleta, jubilada, con achaques y males, relegada socialmente, y entonces este rol, de ser viejo, no es algo que deseemos”.

El término “síndrome de Peter Pan” proviene de la publicación de un libro escrito por Dan Kiley en 1983, y que se intitulaba precisamente The Peter Pan Syndrome: Men Who Have Never Grown Up(El síndrome de Peter Pan, la persona que nunca crece). Según Kiley el síndrome se caracteriza por la inmadurez psicológica y social, el narcisimo, la irresponsabilidad, rebeldía, arrogancia, dependencia, negación del envejecimiento, manipulación, y la creencia de que la juventud está más allá de las leyes de la sociedad y de las normas por ella establecidas.

Como su nombre lo indica, el término está basado en el guión para teatro que J. M. Barrie escribió hace poco más de un siglo, y que, según lo explica Francesco M. Cataluccio en el prólogo de la edición de Siruela en 1999, se ha convertido en “el símbolo de un fenómeno que no ha dejado de crecer en los últimos cien años: la obstinada voluntad de seguir siendo niño. En el mundo moderno, los adultos son incitados a conservar su juventud, a “pensar como jóvenes”, a comportarse y a vestir como adolescentes… Hoy la juventud ya no es una condición biológica, sino una “definición cultural”. Uno es joven no en cuanto que tiene determinada edad, sino porque participa de determinados estilos de consumo”.

En definitiva, según Francesco M. Cataluccio, “Peter Pan ha sido el arquetipo del infantilismoque inunda el mundo moderno […] Este infantilismo extendido es la conclusión de un largo proceso iniciado en los albores de la modernidad, en el siglo XVIII”.

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