La Mítica Yegüita

Por: Javier M. Pérez

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La Yegüita es un lugar con historia. Ha sobrevivido a los cambios de gobierno y a las alternancias de los partidos en el poder. Por ella han pasado administraciones priistas y panistas y ninguna ha hecho el mínimo ruido sobre el sitio, lo que deja en claro el apoyo con el que cuenta (de hecho, hay quienes aseguran que le pertenece a una persona bien respaldada políticamente hablando).

Instalada desde la década de los 70, la Yegüita ha recibido generaciones de queretanos, tanto “comunes” como “importantes”, que no sólo han dejado su dinero, sino también su confianza, al constatar que nada de lo que hacen ahí se hace público.

Políticos, estrellas de la televisión, actores sociales y otros personajes con poder o popularidad han visitado y se han quedado en la Yegüita, el table dance y prostíbulo más caro de la ciudad.

En un día común las puertas se abren a las 20:30 horas, momento en el que los trabajadores ya están listos para servir tragos y vender boletos para los bailes en la mesa o privados. La fiesta concluye a las 3:00 o 3:30 dependiendo del día.

Ubicado en la calle Heriberto Allera, en la Colonia Casa Blanca, la Yegüita es famosa, no sólo por la calidad de mujeres que ahí trabajan, sino también por su discreción y sus altos precios. Considerado el “tugurio” más antiguo de Querétaro, en la Yegüita tener una relación sexual con una de sus mujeres puede costar hasta 10 mil pesos; la botella de menor precio es de mil 300 pesos, y ni pensar en cerveza, porque no se vende: por barata.

El costo de los privados asciende a 250 pesos, mientras que en la mesa a 180 pesos, con el tiempo exacto que dure una canción. Este servicio es para descaso, según dicen los vecinos de la colonia.

Para ingresar al lugar hay que lucir un atuendo apropiado, como si se tratara de un antro de moda, y hay que pagar valet parking. Las edades de los asistentes comienzan en los 18 años. No obstante, dice José, vecino de la colonia, los operativos para asegurarse que así sea no llegan nunca a la Yegüita.

Yo nunca he visto que lleguen inspectores, pero el table ya está bien acondicionado para que no salga el ruido. Hacen más ruido los clientes cuando salen ya medio servidos, pero todos sabemos qué tipo de lugar es y pues ya no nos espanta”.

La primera sensación al ingresar es de impacto, producto, claro, de los impresionantes cuerpos de las anfitrionas, pero también de la gente que asiste: ejecutivos, jefes, hombres que ocupan direcciones o puestos medios o de un considerable ingreso.

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