En el 2015: La imaginación vs el poder y el dinero

Por: Javier M. Pérez

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Las piezas del ajedrez político continúan ejecutando sus movimientos; todas buscan quedar en la mejor posición, más cerca del futuro “rey”, es decir, sustituir a José Calzada Rovirosa como gobernador del Estado de Querétaro.

Y en el juego de la estrategia, dos son los nombres que se escuchan con mayor fuerza: el senador, ex diputado federal y ex alcalde panista, Francisco Domínguez Servién, y el actual alcalde y ex secretario de Gobierno, Roberto Loyola Vera.

Dicen los que saben que a Roberto Loyola lo impulsará el Comité Ejecutivo Nacional del PRI y el presidente Enrique Peña Nieto, aunque, con todo, seguramente encontrará piedritas o, mejor dicho, murallas en su camino: el panista Francisco Domínguez, quien ha demostrado gozar de apoyo entre los queretanos.

Para las próximas elecciones, Loyola Vera tiene un reto: ganarse el respeto de los queretanos. Francisco Domínguez, por su parte, tendrá que acrecentar la simpatía que hasta ahora ha sabido explotar acertadamente.

Mauricio Ortiz Proal, hijo del ex líder priista y figura nacional, Fernando Ortiz Arana, seguramente buscará una diputación local, aunque, según dicen, le encantaría ser candidato a la presidencia municipal de Querétaro para reemplazar a su “padrino”, Roberto Loyola.

Tonatiuh Salinas Muñoz, ex secretario de Desarrollo Sustentable y actual secretario del Trabajo, es uno de los consentidos de Calzada Rovirosa: se le ve en casi todos los eventos oficiales del mandatario estatal, siempre a su lado y siempre tomando la palabra en su lugar. Seguro será de los más favorecidos en la próxima elección, ya que al cachorro del gobernador, Juan José Ruiz Rodríguez, que era la carta fuerte, lo barrieron sin ninguna contemplación pese a haber colocado publicidad por todo el estado.

La “guerra sucia” ya comenzó. Una de las primeras pedradas fue la grabación que circuló en redes sociales, en la que, supuestamente, el regidor capitalino de Movimiento Ciudadano, José Luis Aguilera Rico, incitaba a los choferes y checadores del transporte público a cerrar las avenidas de la ciudad. Aguilera Rico respondió que la grabación estaba editada.

Las elecciones de 2015 se acercan día a día y al parecer no habrá tregua. El PRI lanzará toda la leña al fuego, ejecutará de manera desproporcional obra pública y la exhibirá sin recato. Al PAN no le quedará de otra que hacer uso de la imaginación y revolucionar en todos los aspectos, tal como lo hizo en 2009 el entonces candidato José Calzada Rovirosa, quien no contaba con el apoyo ni de la presidencia de la República ni del Gobierno del Estado. Los papeles ahora se invierten.

La Mítica Yegüita

Por: Javier M. Pérez

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La Yegüita es un lugar con historia. Ha sobrevivido a los cambios de gobierno y a las alternancias de los partidos en el poder. Por ella han pasado administraciones priistas y panistas y ninguna ha hecho el mínimo ruido sobre el sitio, lo que deja en claro el apoyo con el que cuenta (de hecho, hay quienes aseguran que le pertenece a una persona bien respaldada políticamente hablando).

Instalada desde la década de los 70, la Yegüita ha recibido generaciones de queretanos, tanto “comunes” como “importantes”, que no sólo han dejado su dinero, sino también su confianza, al constatar que nada de lo que hacen ahí se hace público.

Políticos, estrellas de la televisión, actores sociales y otros personajes con poder o popularidad han visitado y se han quedado en la Yegüita, el table dance y prostíbulo más caro de la ciudad.

En un día común las puertas se abren a las 20:30 horas, momento en el que los trabajadores ya están listos para servir tragos y vender boletos para los bailes en la mesa o privados. La fiesta concluye a las 3:00 o 3:30 dependiendo del día.

Ubicado en la calle Heriberto Allera, en la Colonia Casa Blanca, la Yegüita es famosa, no sólo por la calidad de mujeres que ahí trabajan, sino también por su discreción y sus altos precios. Considerado el “tugurio” más antiguo de Querétaro, en la Yegüita tener una relación sexual con una de sus mujeres puede costar hasta 10 mil pesos; la botella de menor precio es de mil 300 pesos, y ni pensar en cerveza, porque no se vende: por barata.

El costo de los privados asciende a 250 pesos, mientras que en la mesa a 180 pesos, con el tiempo exacto que dure una canción. Este servicio es para descaso, según dicen los vecinos de la colonia.

Para ingresar al lugar hay que lucir un atuendo apropiado, como si se tratara de un antro de moda, y hay que pagar valet parking. Las edades de los asistentes comienzan en los 18 años. No obstante, dice José, vecino de la colonia, los operativos para asegurarse que así sea no llegan nunca a la Yegüita.

Yo nunca he visto que lleguen inspectores, pero el table ya está bien acondicionado para que no salga el ruido. Hacen más ruido los clientes cuando salen ya medio servidos, pero todos sabemos qué tipo de lugar es y pues ya no nos espanta”.

La primera sensación al ingresar es de impacto, producto, claro, de los impresionantes cuerpos de las anfitrionas, pero también de la gente que asiste: ejecutivos, jefes, hombres que ocupan direcciones o puestos medios o de un considerable ingreso.

San Francisquito: El barrio conchero, entre el olvido y la tradición

Por: Javier M. Pérez

Después de que Conín se entregara a los españoles y tomara posición como señor de Querétaro bajo el nombre de Hernando o Fernando de Tapia, los chichimecas derrotados reconocieron la cruz católica y danzaron por primera vez ante ella. Luego, en 1531, se instalaron en la parte alta del “Barrio de la Loma”, entre rocas y peñascos, y fundaron el Barrio de San Francisquito. Al fundarlo, instituyeron también la tradición conchera; tradición que hasta ahora sus habitantes, organizados por familias o “mesas”, conservan con orgullo y dedicación.

Pero pese a estar cargado de historia, el Barrio de San Francisquito permanece hundido en el olvido. Una avenida, la de Constituyentes, lo separa del turístico Centro Histórico, ése que tanto se promueve a nivel nacional e internacional, y lo deja en manos del pandillerismo, la inseguridad y la pobreza.

Los que se juntan en la esquina 21 de Marzo y Doctor Lucio, se roban todo, nomás viera; se llevan las baterías de los coches, roban a los que pasan y desconocen a todos. Lo hacen a todas horas, pero más en las noches, durante los fines de semana, que es cuando andan de marihuanos y hacen y deshacen”, nos dice doña Dolores Lara, quien, a sus casi 60 años, sabe y afirma que el problema se convirtió ya en una tradición.

Parece que sí, que los viejos habitantes miran con nostalgia a San Francisquito; recuerdan cuando eran un “barrio”, cuando todavía no imperaba la cobardía de la violencia, la tristeza de la “mona” y el escándalo de las pandillas; en fin, cuando en sus calles se podía vivir más o menos en paz.

La fama de “barrio bravo” se la dieron a San Francisquito “Los Ramones”, una pandilla que formaba parte de una estructura criminal más amplia, y que, según datos recabados a través de algunos de sus antiguos miembros, acostumbraban matar perros y comérselos durante las tradicionales fiestas del 20 de noviembre, realizadas para celebrar sus fechorías. Hoy en día, en San Francisquito existen tres pandillas fuertes identificadas, mismas que se han convertido en dueñas y señoras del barrio.

Pero mientras el ambiente del barrio se transforma, las calles permanecen iguales: con los mismos baches de siempre, las mismas pavimentaciones de siempre, las mismas fachadas de siempre, y los mismos cables con los mismos tenis viejos colgados de siempre, símbolos inconfundibles de que uno se encuentra en un barrio. “Aquí no ha cambiado nada, sólo han pavimentado las calles. Al barrio no vienen los políticos y eso que los tenemos aquí cerquita”, afirma doña Dolores Lara, habitante de San Francisquito por al menos 45 años.

Embellecer” al barrio

Apenas en junio pasado el alcalde de Querétaro, Roberto Loyola Vera, anunció que el olvido gubernamental del Barrio de San Francisquito había llegado a su fin.

Al término de la presentación de Resultados del Ejercicio de Diseño Participativo Nuevo Urbanismo, durante el encuentro sostenido con vecinos, el alcalde reconoció al Barrio de San Francisquito como una extensión del Centro Histórico y, sobre todo, como origen de la herencia cultural más antigua de la ciudad: la de Los Concheros. También subrayó la importancia del rescate de la imagen urbana y el espacio público, así como la necesidad de avanzar en la peatonalización de la zona.

Son propuestas en las que los propios vecinos han participado. La idea, como lo he planteado, es poder rescatar este importante barrio, uno de los barrios más tradicionales, más antiguos, más típicos de Querétaro, que es una natural extensión de nuestro Centro Histórico, una invaluable riqueza”.

Entre las propuestas para rescatar al barrio, destacan la de generar buenas entradas al mismo, rehabilitar y dignificar parques, recuperar la cancha deportiva, rescatar monumentos de identidad, construir un centro comunitario y realizar cambios de pavimento para trazar la primera ruta de concheros.

Los Concheros

Sí, el Barrio de San Francisquito es, por antonomasia, el barrio de Los Concheros.José Félix Zavala, de El Oficio de Historiar,narra cómo, desde el 25 de julio de 1531, cuando se fundó el barrio, “los chichimecas de esa región llamada Maxei, no han dejado de prepararse con largas y afanosas tareas para la fiesta de la Santa Cruz de los Milagros, cada 14 de septiembre, dando así un vuelco sincrético a su tradición de danzantes rituales”. En el Barrio de San Francisquito, “cuando las tardes declinan, se escucha el sonido guerrero del teponaxtle, del huehuetl, del caracol, sonidos graves y agudos, el ritual de la chirimía y los tamborcillos de mano, indicando la existencia de una mesa de danza, en el barrio de indios, ubicado en la Loma del Sangremal, cuna de la danza de Concheros o Chichimeca”.

La danza de los Concheros es sagrada; su sobrevivencia, en tanto manifestación religiosa y cultural, es un fenómeno especial: “habla del peso de 400 años de tradición y tres mil años de cultura civilizatoria”, escribe José Félix Zavala, e integra a “los Concheros de Guanajuato, Tlaxcala, México y Querétaro. Está sellada por rasgos de compadrazgo ritual que obligan a sus miembros a una relación de recíproco respeto y solidaridad. Independientemente del rasgo jerárquico del danzante, cada danzante se dice ‘portador de la danza misma”.

Al grito de “Él es Dios”, los círculos de danza chichimeca, desde sus respectivos adoratorios, después de haber oído “La Palabra”, comienzan a ensayar la danza, actitud que inicialmente se pensó impecable, para la cual hay que someterse con absoluta obediencia a la guía de la jerarquía, responsable del grupo, a preparar el espíritu de los instrumentos y los trajes para el gran acontecimiento que dará principio la noche del 12 al 13 de septiembre».